La autora del texto, Helena Tornero, ha explicado en rueda de prensa que el origen de la obra está en un trágico suceso que tuvo lugar en Berlín en 1997. Un niño iraní había muerto ahogado en una piscina en extrañas circunstancias, aunque no fue hasta mucho tiempo después cuando se descubrió que fue víctima de un crimen racista.
"Hay cosas que alguien decide que no han pasado, y se quedan ahí sumergidas", ha comentado Tornero, que años más tarde se quedó impactada cuando dos jóvenes de Barcelona quemaron viva a una indigente que dormía en un cajero.
La indiferencia de la sociedad hacia hechos de este tipo, y el mecanismo que lleva a las personas a cometerlos es el 'leitmotiv' de la obra, que en la puesta en escena de Martín destaca por su ritmo cinematográfico, con multitud de escenas que, al principio, dejan "desconcertado" al espectador.
El relato se cuenta desde la "periferia" de la acción, y es el público el encargado de formar el puzzle. Las piezas las conforman los seis actores protagonistas: Un matrimonio con problemas de comunicación, un joven con sobrepeso enamorado de una chica que no le corresponde, una "mala compañía" y Josué, el magrebí víctima de los prejuicios.
A pesar de que está basada en una historia real, la obra no hace referencia directa a los hechos en sí y no se limita a hablar de racismo, pues también se tocan temas como la homofobia y los problemas de aceptación del propio cuerpo.
La escenografía, formada por manchas, pintadas, jirones de cartón y papeles en el suelo, crea un entorno desagradable y deja que recaiga todo el peso en los actores: Silvia García De Pé, Victoria Tejeiro, Chendo Lestao, Ivan Ugalde, Salvador Sanz y Giovanni Mateo.
'Sumergirse en el agua' recibió el Premio Sgae de Teatro en 2007 y desde el principio ha destacado por su vertiente didáctica. Su autora viajará en breve al Festival de Frankfurt de teatro para jóvenes.